La gran noche de "Escopeta"

Sin ninguna duda Oscar Daniel “Escopeta” Véliz (72,570) defendió lo que es suyo de la mejor manera. No dejó margen para ningún cuestionamiento y se sacó de encima al retador Néstor Jesús Battaglia (72,000) reteniendo el título sudamericano de los medianos que ganó hace casi un año. Con esta victoria el palmarés del campeón llegó a 24 triunfos, 15 perdidas, 2 empates y 1 sin decisión. ra la pelea que necesitaba para demostrar y demostrarse que puede tener un nuevo proyecto internacional. Difícil será pero si ratifica lo realizado podrá intentarlo nuevamente.
El campeón retuvo su corona con amplitud, según lo determinado por los jurados (los tres neutrales, dos de la FAB y el restante de Federación provincial), en fallo unánime con diferencias oscilantes entre los 7,5 y 3 puntos) borrando, en doce rounds, la opaca imagen dejada en su anterior defensa ante el hoy campeón argentino Claudio Abalos el último enero.
Desde el mismo inicio del combate el mendocino radicado en Puerto Madryn mostró que la pelea no sería igual a la anterior entre ambos. Salió decidido a marcar territorio y se plantó, como siempre, de contragolpe. Con la guardia bien cerrada impidió que Battaglia lastimara y aprovechando una desacostumbrada velocidad y certeza comenzó a martillar la cara del retador. Desde el primer asalto Véliz le hizo sentir la justeza de sus envíos. Los tres primeros capítulos fue un adelanto de lo que vendría después. Las mejores manos fueron del local mientras el bonaerense todavía intentaba descifrar el jeroglífico.
Se tomó un descanso en el cuarto asalto que fue aprovechado por Battaglia para ir a buscar la pelea, pero en el siguiente dos descargas del campeón paralizaron por un instante al rival que sin embargo pudo rehacerse puesto que el local en lugar de intentar rematarlo se replegó. Aquí un paréntesis: quizás demasiado aferrado a su plan de pelea (desarrollado a la perfección, vale decirlo) dejó escapar un par de chances para liquidar el pleito antes del límite lo que le hubiese dado mayor brillo a su faena.
El sexto round fue el más electrizante, fue el que levantó por primera vez a los aficionados que se acercaron al Nuevo Palacio Aurinegro. Fue en el momento en que el campeón metió cuatro piñas a fondo que pusieron al borde del ko al pergaminense. Desde la lona Battaglia comenzó a escuchar el conteo del árbitro del combate quien cuando llegó a 8 le dio el pase. Aquí se quebró definitivamente el trámite de la pelea. Ya nada sería igual.
Los dos siguientes fueron parejos, Battaglia salió a quemar las naves en un intento, desesperado, por revertir el trámite. Con leve margen para el retador (por títulos sudamericanos se puntúa con medio punto y no hay empates en los rounds) se llegó al último tercio de la pelea.
Desde el noveno y hasta el final fue un monólogo de “Escopeta” desnudando las falencias de Battaglia, caminando el ring mientras arengaba a la afición, dejando en ridículo a su oponente en un par de oportunidades con cintura o dando el paso al costado.
Pegó cuando quiso, donde quiso y como quiso en esta última parte del combate y se terminó llevando los aplausos, muy merecidos, cuando sonó por última vez la campana. En 36 minutos de boxeo Oscar Daniel Véliz trastocó las dudas, generadas en su última pelea titular, por ovaciones y aplausos y, con ello, ensanchó su horizonte. Su declaración previa (“estamos buscando nuestra proyección internacional, meternos en el ranking mundial”), que sonó exagerada terminó siendo aceptada como posible, por propios y extraños, al presenciar un crecimiento inesperado en el boxeador madrynense.

Diario Jornada/Fotos Maxi Jonas.