
“Nos controlamos en una balanza primero, en la oficial dí 50,70 y en la balanza de control médico subí con 50,850. Eso hizo que los mexicanos pidieran que dé la categoría en las dos balanzas. La preocupación fue de apenas unos minutos. Ya está”, dijo acompañado por su equipo y el promotor Osvaldo Rivero.El hecho anecdótico para muchos es una primera movida que intentaron los manejadores de Soto. Y no dejaron pasar la oportunidad de sacar de concentración al campeón. A la larga, un dato que tiene más que ver con la trastienda que con una circunstancia propia de pelea. Durante la espera, Soto minimizó el hecho y optó por mantenerse al márgen de cualquier discusión. Prefirió contar que se recibió de contador público a los 23 años y que su padre, Esteban, fue ex boxeador profesional. “Se puede, el boxeo es algo que se practica por pasión y mientras haya edad. Lo demás es una profesión que te garantiza el futuro”, sostuvo Soto quien aclaró que nació en México D.F. y que reside actualmente en el estado de México. No es el primer caso de púgiles aztecas con estudios terciarios cumplidos ya que Marco Barrera y la ex campeona Laura Serrano también pasaron por la Universidad.
IT/Foto Daniel Feldman. Enviados Diario Jornada.
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