La concurrencia desbordó la expectativa de los más optimistas. Es que Caleta Olivia, una plaza boxística ilustre para la Patagonia, hacia rato que no tenía actividad y tardaba en rearmarse con amateurs y festivales con cierta continuidad.Pero las casi mil quinientas personas que asistieron al Complejo, terminaron dándole la razón a los integrantes de la Comisión Municipal, que puso manos a la obra e intenta reactivar el deporte que más campeones le dio a ésta parte del país.Coincidieron las ganas de hacer, con una especie de “segunda juventud” que atraviesa el crédito caletense José “Pamperito” Sáez (ahora 17-8-3, con 8 antes del límite) . Es que después de la batalla de Puerto Madryn ante Mauricio Muñóz, una pelea no esperada en el exterior y en especial por el aporte técnico de Raúl Montesino, pasó de ser un peleador en semiretiro a campeón OMB Latino y con resto para complicar a cualquiera.En la pelea estelar del festival, batió en seis vueltas –sin título en juego, claro- al trelewense Mario Oscar Narváez y sigue firme en la idea de ir por más, a gastar en buenas presas, sus últimas municiones. Sáez le puso entrenamiento a su habitual determinación. Sumó horas de gimnasio, cuidado y un guanteo acorde a otro tipo de exigencia. Y demostró una evolución que inclusive, lo pone a la altura de sus mejores tiempos boxísticos.“Pampero” dominó estratégicamente el ring. Mandó con su mano en punta, tumbó a Narváez en el segundo; se esforzó por ponerle calor a los cruces y sobre todo, ejecutó con aire y buenas piernas, la estrategia de la contraofensiva. Sobre cada avance del rival, el local devolvió gentilezas; conectó en mayor proporción y empezó a sumar rápido en las tarjetas.Narváez (55,40 igual que su oponente y récord de 12-14-2, con 2) hizo lo suyo a la hora de ponerle condimento a la historia. Aunque discontinuo para atacar y por momentos, neutralizado por la contra del rival, casi no pudo jugar sus cartas. Insistió pese a eso; fue hacia delante, no dio el trámite por perdido y en los últimos capítulos, arriesgó para poder torcerle el brazo a los jurados.Se veía venir un fallo unánime y sin muchas discusiones. Fue para Sáez nomás, que a los 33 años empezó a aprender el verdadero sentido del gimnasio y a utilizar otras recursos que no sean el coraje y su instinto peleador. La pelea estelar tuvo un marco poco común en estos tiempos de Gripe A y sicosis fáciles. La taquilla hizo que se redoblara el entusiasmo de los organizadores y que se empiece ya a delinear la próxima velada. Ya se habla de una defensa el 18 de setiembre en Caleta ante el chileno Harry Paredes.
Fotos: Alcides Quiroga/Prensa de Santa Cruz.
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