Lo pasado, noqueado…

Para demostrar que no siempre las segundas partes son malas, Héctor Saldivia “bajó” otro muñeco que había osado ocupar su trono. El mismo Daniel Montenegro que había sido un acertijo en el Socios Fundadores, terminó rendido a sus pies. El Tigre sigue reinando así en su selva feroz. Y como ante Miranda sigue lavando cuentas, despejando cualquier huella de pasado no feliz.
El público neuquino vió lo mejor del campeón argentino welter pese a que él mismo asumió no haberse “soltado” en pelea. Le bastó con avisar en el primero, cuando el sanjuanino casi ni pudo mostrar las cartas, mandando con una derecha veloz y picante como un rayo.
Montenegro solo atinó a resguardarse, a evitar sin suerte salir del hierro corto y a ocultar su rostro detrás de los pintorescos guantes verdes. Prácticamente no ejecutó golpes, ya que el comodorense descargaba ante cualquier ventana defensiva. En el segundo round, Saldivia lanzó artillería pesada plantado en el centro del ring, el eje invisible desde el que partía con una lluvia de impactos en tiempo récord.
Al cuyano se le quemaron los papeles en el tercero, donde visitó la lona por un cross más rápido que la luz, que lo tomó pleno, desprotegido, ahogado de tanta presión. Sentido escuchó la cuenta del árbitro Daniel Rodríguez y cuando el final se veía venir, su técnico optó lanzar la toalla, resguardándolo de un castigo que hubiera sido inútil.
De aquel Montenegro bailarín, de toque y salida, tiempista sigiloso sólo quedaba el recuerdo. Igual, el Combo se llevó el aplauso como premio tras reconocer la superioridad del rival y lo justo del resultado. “Me sentí un poco atado, no llegué a soltarme del todo”, sintetizó Saldivia como advirtiendo que la paliza pudo ser aún peor. De éste modo, el comodorense retuvo exitosamente por tercera vez el título argentino welter y sueña en grande, mejorando sus números ahora con 26-1, con 20 nocauts.

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