El campeón que desafía la historia

En medio de una fiesta, Omar Narváez busca el triunfo que lo iguale con Carlos Monzón. Y promete boxeo de alta escuela en el Nuevo Palacio Aurinegro exponiendo el cinturón mosca de la OMB desde la medianoche.

Cuando Carlos Monzón volteaba muñecos en los glamorosos rings de Montecarlo, Omar Narváez era apenas un pibe que recorría las calles de su barrio y estudiaba en la Escuela 145.
“Escopeta” le decían por su extrema flaqueza, propia de una olla esquiva al pupilo de Amílcar Brusa que se hacía temible lastimando con sus larguísimos brazos a las “víctimas” de ocasión.
El “Andrés” amagaba con ser un futbolista de fuste, de esos capaces de dibujar gambetas diferentes más allá del potrero. Pero la varita del boxeo lo tocó, José Bachilleri comenzó a entrenarlo a escondidas de su mamá y ya nada volvió a ser igual.
Extrañamente la mística une a éstos peleadores zurdos, varias décadas después. Ya el de Santa Fe duerme en el bronce después de una vida que tuvo de todo: nocauts de antología, mucho champagne en el Lido parisino y una vida salvada por sus puños, adormecida por la tragedia; Omar Narváez hará la décimocuarta exposición de su título del mundo mosca en la versión de la Organización Mundial de Boxeo.
La noche más importante de todas las que ya tuvo como rey absoluto, lo pondrá en la cima de los campeones mundiales, lugar al que todos quisieran llegar y pocos -contados con las manos enguantadas- pueden alcanzar. La gloria no es para cualquiera, ni algo que se compre como un producto caro. Ese espacio, sólo reservado para los que dejan huella en la profesión que ejercen, situará esta noche en el Nuevo Palacio Aurinegro del Club Deportivo Madryn a Omar Narváez, el campeón del pueblo, en los libros de historia. El ayer y el hoy se abrazan imaginariamente para que el chiquitín de Chubut se ponga a la altura de un gigante. Y festeje en su tierra, rodeado de afecto y popularidad, convirtiendo a los aplausos en energía extra.
Desde México asoma José Alejandro Hernández Hernández, lo menos parecido a un partennaire de ocasión. El “Payasito” tiene récord, juventud sobre todo, ganas de ser campeón.
Aunque su inesperada derrota ante Carlos “Olímpico” Tamara, le puso un freno y lo postergó en su cruce con Narváez, ahora no habrá excusas y sólo queda pelear.
El mexicano, que trabaja con su padre en un local de comidas rápidas en el Distrito Federal, es hincha del América y seguidor de la mayoría de deportes de contacto, hará su sexta pelea fuera del país. Y la primera por una faja mundialista.
La táctica advierte un duelo de contragolpeadores, de partida veloz y piernas ligeras en donde no parece haber limitaciones. Narváez, claro, es el favorito y el que decide quién entra a su fiesta.
El puertorriqueño Luis Pabón será el tercer hombre y José Torres (Puerto Rico) y el panameño Héctor Afú integrarán la terna de jueces, que se completará con un argentino. El supervisor será el panameño Roberto Hermoso.

Ismael Tebes/Diario Jornada.

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