La alegría de ser bicampeón


El invicto y bicampeón mundial Omar Narváez consideró un placer pegar el salto de categoría y coronarse, en la medianoche del sábado, entre los supermoscas OMB. "Es un honor entrar en esta categoría, casi no lo sentí (el cambio). Me sentí sobrado", evaluó Narváez en alusión a lo cómodo que se notó durante los doce rounds desarrollados en un Luna Park en el que los aficionados una vez más le respondieron con su presencia masiva. vez mejor de la grave lesión que sufrió hace años cuando conducía una moto, otra de sus pasiones. Como pronto se verá forzado a elegir con cuál de las dos coronas se quedará, dio a entender que es factible que opte por la supermosca y resigne la inmediata inferior, en la que batió el récord argentino de defensas de un título mundial, las 16 que le permitieron superar por una en cantidad las que realizó el legendario Carlos Monzón, aunque el santafesino lo hizo en la división mediano. "Tengo que sentarme a charlar con Osvaldo (Rivero, su mánager) para decidir qué me conviene. Puedo hacerlo entre los moscas también, pero es obvio que cada vez me cuesta más dar esa categoría", adelantó el nacido en Trelew en declaraciones para TyC Sports. En cuanto a su adversario en este primer combate por un cetro supermosca, Everth Briceño, consideró que el nicaraguense le resultó "más peligroso con la cabeza que con la mano". Esa opinión de Narváez se debe a que el pugilista visitante cometió tantas infracciones durante el pleito que sufrió el descuento de tres puntos, dos por cabezazos y el otro por aplicar un golpe bajo. Por lo demás el supercampeón OMB subrayó que prevaleció con amplitud: "No sé si los doce, pero ocho o nueve (asaltos) los gané con seguridad. Por ahí me empató alguno, pero insistió en que tenía que cuidarme más de la cabeza que de los puños".

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