El tamaño no importa, la historia sí...

Omar Narváez no necesita a esta altura, demostrar porqué es campeón. Ni tampoco poner sobre la mesa, los pergaminos que acreditan su condición. Sin embargo, durante su estadía en Puerto Madryn, el “Huracán” dejó en claro que su décimoquinta defensa, la quinta que realizará en la provincia que lo vio nacer hace 33 años, parece ser la máxima prueba de riesgo. Una apuesta para solidificar su reinado mosca.
Se topará esta noche en el Nuevo Palacio Aurinegro, del club Deportivo Madryn ante el número uno del ránking de la Organización Mundial de Boxeo, el estadounidense Rayonta Withfield y en caso de ganar, habrá alimentado su propia leyenda con guantes. Las quince retenciones lo situarán en lo más alto del pedestal que por ahora comparte con Carlos Monzón, comparaciones al márgen, el otro argentino que puso en jaque a cuanto rival osara arrebatarle su faja de los medianos. Tocado por alguna frase “picante” del yanqui, Narváez buscará demostrar que los campeones de larga data, son como el vino añejo. Y que lejos de su retiro, disfruta de su plena madurez deportiva.

UN TAL
RAYONTA

Rayonta Withfield nunca peleó fuera de los Estados Unidos y aunque su récord es numéricamente respetable, no asoman en él nombres considerados tops. El natural de Augusta e invicto con 22-0 es en sí, un acertijo que se develará en la costa del Golfo Nuevo. Su estatura claro, intimida. Es un lungo para la división por su 1,70 y sus brazos interminables parecieran frustrar todo intento de achique ofensivo.
Si el retador utiliza estos recursos con sabiduría y le agrega a ello, buena dinámica de ring podrá complicar a Narváez. Si por el contrario, el campeón OMB vuelve a detectar sus debilidades como en una radiografía, la pelea tendrá un rumbo hasta de nocaut.
El oficio del “Huracán” para leer los puntos flojos de cada rival no se entrena, se adquiere. El trelewense es obviamente más bajo y dispone de un menor alcance pero goza de recursos técnicos para desactivar cualquier amenaza. Cintura y más cintura. Sumado a la velocidad para descargar y piernas ágiles que le permiten tener al retador siempre en la mira, a tiro de cañón.
Igual, que la pelea se realice en Chubut y no en el país del Norte resulta un acierto para quienes orientan la carrera de Narváez que busca ya no solamente estirar su invicto sino seducir a los mercados donde los dólares dan tranquilidad pero se ganan con riesgo.
Ismael Tebes/Diario Jornada. Fotos: Maxi Jonas.

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